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Hablando de cachorros…¡y mucho más!

El pasado mes de noviembre desde Dogclan dimos comienzo a lo que esperamos que sea una larga serie de formaciones a distancia para tutores/as de perritos. La primera charla fue impartida por la educadora canina María Díez y el tema a tratar fue la etapa cachorro. Si bien aprendimos muchísimo sobre dicha etapa, fue aún más enriquecedor el hecho de que María “fue mucho más allá”. Llegó a las bases de todo y puso el bienestar del perro en el centro. Trató temas tan importantes a lo largo de la vida de todo perro como el paseo, el adiestramiento y el olfato. No queríamos dejar pasar la oportunidad de comentar parte de las conclusiones de la charla por aquí:

El paseo

El paseo para ellos

La primera y más importante reflexión sobre el paseo es que es un momento PARA ellos.

Comentaba María en la charla que a los seres humanos nos gusta planificar, controlar; que cuando en el esquema de nuestro día está puesto “pasear al perro”, normalmente a ese paseo ya le hemos asignado consciente o inconscientemente un tiempo y una distancia. Y no debería ser así. Dentro de los límites que tiene la convivencia en sociedad – como puede ser el tener que ir atado por una zona urbana o no saludar a todo el mundo que pasa por la calle – y nuestros propios límites personales – como puede ser la hora de entrada al trabajo- el paseo debería ser elegido por el perro. Debería tener la libertad de poder pararse a oler una farola durante 15 minutos si es lo que desea o ir por la calle de la izquierda en lugar de por la derecha porque hay algo en la primera que para él resulta mucho más interesante que lo que parece haber en la segunda.

El paseo es el rato de explorar, moverse, oler, disfrutar. El paseo es PARA ellos. Y nosotros paseamos CON ellos. Somos sus compañeros de paseo, de viaje, de vida y de lo que necesiten.

Os dejo aquí un podcast de PAT Educadora Canina (a quién os recomiendo 100% que sigáis si no lo hacéis ya) que habla de la importancia de NUESTRO lenguaje a la hora de hablar de nuestros perros y de nuestra vida con ellos. A veces, pequeños cambios marcan una gran diferencia en nuestras cabecitas.

Mi libertad acaba donde empieza la tuya

En la foto que encabeza este apartado podéis ver a nuestros 3 perros: Kiara, Gin y Mateo. Además de a ellos, podéis ver que Kiara (la dálmata) y Mateo (el teckel) van atados. Sin embargo, Gin no. Veamos por qué.

Kiara ha cumplido ya 10 años y desde hace 2 ó 3 la edad ha empezado a marcar una diferencia en su comportamiento. Nuestros perros nos han acompañado en todas nuestras aventuras y han vivido con nosotros en muchas casas diferentes, en zonas muy distintas (ciudad, costa, montaña). Siempre se han adaptado muy bien a los cambios y nunca ha supuesto un problema, pero a Kiara, los cambios de este último año y medio se le están “haciendo un poco bola”. No se ha adaptado tan bien como antes y está estresada. Ese estrés (que ya estamos trabajando) le está haciendo tener una gestión del entorno diferente a la que ha tenido hasta ahora. Está más sensible a los ruidos y a lo desconocido en general. Por todo esto, cuando vamos por una zona en la que nos podemos cruzar con diferentes elementos que a ella la pongan nerviosa y pueda molestar a cualquier persona, perro o ser vivo en general, va atada. Con correa de 10 metros para una sensación de libertad de movimiento fantástica eso sí. Pero atada.

Mateo, por su parte, no ha tenido problema con los cambios, pero es un perro con un instinto de rastreo y caza espectacular. Si localiza un rastro, desconecta del resto del mundo. Si el rastro continúa cruzando una carretera puede suponer que atropellen a mi perro y que además arruine la vida de una persona que conducía por la zona tranquilamente. Y no es justo. Por ello, cuando vamos por zonas de campo en las que sé que pierde la noción de todo, va atado. De nuevo, con correa muy larga porque las zonas rurales permiten dar 10 metros de margen sin problema, pero atado.

Gin, a pesar de su instinto de caza, no llega a desconectar tanto como para no acudir a la llamada y además tiene una gestión del entorno excepcional.

Para conseguir un paseo fantástico y en el que ellos sean los protagonistas es muy importante también las herramientas de paseo que utilicemos. En el próximo post hablaremos sobre ello.

Adiestramiento en perros

Actualmente hay una gran controversia con este tema entre los/as tutores/as de perros. Y, una vez más, es “culpa” del lenguaje.

Cuando escuchamos que un perro está “adiestrado”, nos viene inconscientemente a la cabeza la imagen de herramientas de castigo, métodos donde el perro sufre y un perro que más que un perro parece una marioneta.

Pero nada más lejos de la realidad.

Adiestrar a nuestros perros o entrenar con nuestros perros señales de seguridad es fantástico. A todos se nos puede escurrir un día la correa de las manos. Puede haber una carretera cerca. Tener entrenado el “quieto” o la llamada puede suponer la diferencia entre un simple susto o un accidente. Por ejemplo.

Además, entrenar significa trabajar diferentes habilidades y capacidades y, ¿qué tiene eso de malo? Muchísimas veces nos centramos en las necesidades físicas del perro. En su necesidad de correr, jugar y desfogarse físicamente. Y esta parte es fundamental, pero también es vital que trabajen sus cabecitas. Y el entrenamiento es una forma maravillosa de hacerlo. A través del entrenamiento afianzamos el vínculo con nuestro peque. Es un momento en el que estamos los dos solos, dedicándonos todo el tiempo y atención el uno al  otro y a nada más. El entrenamiento tiene que ser divertido. Aprender nuevos trucos, descubrir texturas y plataformas nuevas, etc. ¿Y si todas las semanas aprendéis cómo hacer un nuevo truco con vuestros perros? ¡Os lo recomendamos!

El entrenamiento, siempre y cuando tengamos en cuenta las necesidades particulares de cada perro y su bienestar esté en el centro, es diversión, trabajo mental y una cuestión de seguridad.

 

El olfato

No podíamos hacer ninguna charla relacionada con perros y no hablar de su sentido estrella.

Como escribe Alexandra Horowitz en su libro “En la mente de un perro”, “Los seres humanos vemos el mundo. Los perros huelen el mundo”.

No podemos convivir con un perro y obviar el hecho de que su vida la vive a través del olfato. No debemos cortar sus momentos de olfateo en cualquier entorno. Por mucho que estén oliendo algo que para nosotros es desagradable, para ellos es una fuente de información súper valiosa. Deben poder escudriñar cada elemento con el que se encuentren a través del olfato siempre que quieran.

El olfato también puede ser un gran aliado para nosotros. Comentaba una de las asistentes a la charla que su cachorro, después del paseo y de jugar con sus amigos perros, vuelve muy revolucionado y que al llegar a casa es una bomba de energía mal canalizada. María le propuso utilizar el olfato antes de entrar en casa para bajar esas revoluciones. ¿Cómo? En un césped cerca de su casa, debía esparcir un montoncito de chuches. El césped iba a ocultar las chuches (o el pienso, lo que se quiera utilizar) por lo que la única forma de encontrar las chuches iba a ser el olfato. Eso se convierte en un trabajo mental fantástico, le cansa, baja revoluciones y la llegada a casa es tranquila y positiva para todos.

Fomentad el uso del olfato en vuestros peques. Solo puede traer cosas maravillosas.

Gracias por llegar hasta aquí. Esperamos verte en la próxima charla formativa, esta vez sobre perro adolescente y perro joven que tendrá lugar el domingo 17 de diciembre a las 11h🙂